La contaminación que también daña árboles y cultivos
Por : Mariela Estefanía Nava Vélez
Carla Patricia Saucedo Huidobro
El ozono troposférico (O₃) es un contaminante atmosférico cuya presencia en las capas bajas de la atmósfera no solo afecta la salud humana, sino que también genera impactos significativos sobre los ecosistemas terrestres. Entre sus efectos menos conocidos figura el daño que provoca a la vegetación, los árboles y los cultivos agrícolas (Campbell-Lendrum y Prüss-Ustün, 2019).
El ozono se forma a partir de reacciones fotoquímicas que involucran óxidos de nitrógeno (NOₓ), compuestos orgánicos volátiles (COV) y monóxido de carbono (CO), en presencia de radiación solar (Atkinson, 2000). Este gas altamente reactivo penetra en los tejidos vegetales a través de los estomas foliares, donde induce la formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) (Guarin et al., 2019).
Los efectos del ozono sobre la vegetación son múltiples. La exposición prolongada a concentraciones elevadas de O₃ reduce la tasa de fotosíntesis, altera la respiración celular y genera daño estructural en las membranas celulares (Zhang et al., 2022). Estos procesos afectan el crecimiento y la productividad de las plantas.
En árboles urbanos y de ecosistemas naturales, el daño acumulativo puede comprometer la resistencia a plagas y enfermedades, así como la capacidad de regeneración (Guarin et al., 2019). Además, la reducción de la fotosíntesis limita el almacenamiento de carbono, lo que tiene implicaciones para el balance de carbono a escala local y regional (Campbell-Lendrum y Prüss-Ustün, 2019).
En el caso de los cultivos agrícolas, el ozono troposférico disminuye la producción de biomasa y afecta la calidad de los productos. Se han documentado reducciones en el rendimiento de cultivos sensibles, como el trigo, el arroz, el maíz y diversas hortalizas, en función de la concentración y la duración de la exposición a O₃ (DEFRA, 2021).
El daño a la vegetación no solo tiene consecuencias económicas, sino que también repercute en la biodiversidad y en la estabilidad de los ecosistemas. La alteración de las comunidades vegetales afecta las cadenas tróficas y modifica la estructura y función de los hábitats naturales (Campbell-Lendrum y Prüss-Ustün, 2019).
En conclusión, el ozono troposférico representa un factor de estrés ambiental que impacta de manera silenciosa a los árboles y a los cultivos. La protección de los ecosistemas y de la producción agrícola requiere estrategias de gestión que contemplen la reducción de las emisiones de precursores y la vigilancia continua de las concentraciones de O₃ en el aire.
Referencias
Atkinson, R. (2000). Atmospheric chemistry of VOCs and NOx. Atmospheric Environment, 34(12–14), 2063–2101.
Brasseur, G. P., Orlando, J. J., & Tyndall, G. S. (1999). Atmospheric chemistry and global change. Oxford University Press.
González, M., Méndez, A., & Rangel, G. (2019). Emisión de precursores de ozono y calidad del aire en zonas urbanas. Revista Internacional de Contaminación Ambiental, 35(1), 51–60.
Marín, J., Díaz, A., & Rodríguez, J. (2012). Influencia de las variables meteorológicas en la concentración de ozono troposférico. Ciencia y Ambiente, 28(2), 29–39.
Molina, M. J., & Molina, L. T. (2004). Megacities and atmospheric pollution. Journal of the Air & Waste Management Association, 54(6), 644–680.
Xu, R., et al. (2019). Meteorological driving forces of PM2.5 in China: A review of data sources, characteristics, and mechanisms. Environmental International, 133, 105135.
Zhang, Z., et al. (2022). Ozone pollution: A major health risk worldwide. The Lancet Planetary Health, 6(9), e659–e660.