¿Y si enseñáramos física cuántica como si fuera un juego de niños?
Basado en: Escanez-Exposito, D., Rodríguez-Vega, M., Rosa-Remedios, C., & Caballero-Gil, P. (2025). QScratch: introduction to quantum mechanics concepts through block-based programming. EPJ Quantum Technology, 12(12). https://doi.org/10.1140/epjqt/s40507-025-00314-9
Por : Carla Huidobro
El gato está triste. El gato está feliz. El gato… ¿está?
Imagínate que eres un gato. No uno cualquiera: uno cuántico. Estás sobre un escenario de colores chillones, rodeado de bloques de código que no parecen nada serio. Pero eres serio. Y también no lo eres. Estás feliz y triste al mismo tiempo, hasta que alguien —un estudiante de ingeniería química, digamos— presiona un botón, te mide, y entonces te vuelves solo una cosa.
Una emoción. Una posibilidad.
La física como juguete de piezas móviles
Así empieza QScratch, una herramienta educativa que fusiona el lenguaje visual de programación Scratch con los principios más abstractos de la física cuántica. El resultado no es un videojuego, ni una simulación científica sofisticada: es un puente. Un lenguaje intermedio. Un espacio donde conceptos como la superposición, el entrelazamiento y la medición se vuelven arrastrables, modificables, observables… y, sobre todo, jugables.
Diseñado por un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna, QScratch nace de una necesidad clara: enseñar lo intangible sin desfigurarlo, sin traicionar su complejidad, pero también sin espantar al alumnado antes de empezar.
La paradoja hecha bloques: cuando entender se vuelve posible
La física cuántica no es amable. Tiene fama de densa, filosófica, abstracta hasta el absurdo. Pero en esta propuesta, en lugar de memorizar fórmulas o trazar diagramas, los estudiantes arrastran bloques que dicen cosas como “entrelaza este sprite con este otro” o “colapsa el estado”. Las acciones suceden en pantalla. Gatos que cambian de color, se replican en múltiples estados, desaparecen al ser observados.
Lo que antes era un concepto en un libro, ahora se mueve, se ve, se toca. Y eso cambia todo.
En un estudio piloto con 68 estudiantes universitarios, la mayoría sin formación previa en física cuántica, los resultados fueron contundentes: aumentó su conocimiento, su interés, su confianza. Los bloques hicieron lo que ni los textos ni los PowerPoints habían logrado.
¿Y si no fuera tan difícil como creemos?
Pregúntate esto: si alguien hubiera enseñado relatividad general con títeres, ¿lo habrías entendido antes? ¿Y si la mecánica cuántica no fuera una barrera, sino una invitación, si tan solo cambiáramos la forma de aproximarnos a ella?
QScratch no pretende reemplazar el rigor científico. Pero demuestra que podemos entrar a mundos complejos desde la curiosidad, desde la visualidad, desde el juego. Y en un contexto donde los conocimientos STEM son urgentes pero inalcanzables para muchas personas, esto no es un lujo. Es una herramienta de justicia.
Medir no siempre es controlar: a veces es abrir
Cuando los estudiantes jugaban con superposición, entrelazamiento y colapso, no solo aprendían física. Aprendían a sostener la ambigüedad, a vivir con lo incierto, a ver la belleza en lo que no se define con exactitud.
QScratch no solo enseña física. Enseña una forma de pensamiento.
Y quizá, solo quizá, eso es lo que más nos urge aprender.