¿Y si no se trata de talento, sino de creer que puedes?
Basado en: Calderón, P. G., & Magaña, D. E. (2025). Autoeficacia y acciones de elección por disciplinas STEM en estudiantes: Una revisión sistemática. Revista San Gregorio, 1(61), 63–74. https://doi.org/10.36097/rsan.v1i61.3232
Por : Carla Huidobro
Te lo dijeron desde niña: si confías en ti, puedes lograrlo.
Pero nadie te explicó cómo se construye esa confianza.
¿De dónde viene? ¿Cómo se cultiva? ¿Qué pasa cuando el mundo entero duda de ti, pero tú decides creer en tu capacidad para resolver ecuaciones, escribir algoritmos o diseñar puentes?
Hay un momento, casi imperceptible, en el que decides intentarlo. No porque sepas que lo lograrás, sino porque algo dentro de ti dice: vale la pena probar. Ese algo tiene nombre: autoeficacia.
Cuando elegir una carrera no es sólo elegir un futuro, sino decir quién crees que eres
El artículo que reviso —una revisión sistemática meticulosa de 40 estudios científicos entre 2018 y 2024— no parte de una pregunta técnica. Parte de un dilema humano: ¿qué tan posible es que una persona elija estudiar ciencias duras si nunca ha creído que puede? Y, sobre todo, ¿Qué rol juega esa creencia en la permanencia dentro de disciplinas como matemáticas, ingeniería o tecnología? La pregunta de fondo no es académica. Es existencial.
La ciencia también duda, pero investiga: ¿qué sabemos sobre elegir STEM?
Calderón y Magaña (2025) analizaron miles de artículos para llegar a una conclusión demoledora: solo el 0.15 % de los textos analizados cumplían con el rigor para responder su pregunta. Y ese pequeñísimo porcentaje ya dice mucho: el tema de la autoeficacia como factor en la elección vocacional no está siendo suficientemente estudiado, especialmente en contextos no universitarios, como la secundaria o la preparatoria. Estados Unidos lidera la producción científica en el área, seguido —a mucha distancia— por China y México. La mayoría de estudios son recientes, entre 2020 y 2023. El enfoque es cuantitativo, lo que habla de un intento por medir algo que muchas veces se siente: la seguridad de una persona para atreverse a elegir una carrera “difícil”.
¿Te animas a estudiar ciencia si nadie como tú lo ha hecho antes?
Hay datos que golpean. Por ejemplo: las mujeres, a nivel mundial, reportan menores niveles de autoeficacia en disciplinas STEM. Esto no es solo un dato demográfico. Es una evidencia estructural: cuando tu entorno no te refleja, cuando tu género es visto como ajeno a la ciencia, necesitas un esfuerzo extra para confiar en que tú sí puedes. O este otro hallazgo: el 50 % de las investigaciones revisadas se enfocan en estudiantes universitarios, pero la elección de carrera ocurre mucho antes. ¿Dónde está la investigación sobre adolescentes, sobre estudiantes de secundaria? La ciencia está mirando tarde.
El momento clave ocurre antes de que elijas
El texto concluye con claridad: la autoeficacia es un predictor potente. Quienes creen que pueden con la ciencia, suelen quedarse en la ciencia. Pero esa creencia no surge de la nada. Se alimenta del entorno, de los profesores, de los modelos a seguir, del género, de la clase social, del acceso a laboratorios, a mentores, a oportunidades. Y ahí está la trampa: pedirle a una persona que “crea en sí misma” sin haberle dado jamás los medios para hacerlo, es violencia encubierta en forma de discurso meritocrático.
Creer que puedes: el inicio de toda revolución silenciosa
Imagina ahora que a cada estudiante de 14 años se le dijera: tú puedes. Pero no solo eso. Imagina que esa frase viniera acompañada de condiciones reales para experimentar, equivocarse, aprender y volver a intentar. Entonces no estaríamos hablando de autoeficacia como algo interno, sino como una responsabilidad colectiva. Porque elegir una carrera no debería ser un acto solitario. Debería ser un gesto sostenido por toda la sociedad que, al mirar a un niño o una niña, le diga:
aquí también perteneces.